Hoy voy a contaros mi experiencia usando una tarjeta FlexPass en Nueva York, la más moderna de las tarjetas turísticas que hay en Nueva York y la única que contiene entre sus atracciones el One World Observatory. La idea es escribir un artículo en el que os explico cómo he utilizado la tarjeta, que tenía acceso a 7 atracciones turísticas, durante mi viaje a Nueva York en Navidad.
Contenido
¿Por qué escoger la Flex Pass?
Lo que más me gusta de la Flex Pass es que permite ir a tu aire, sin preocuparte de los días que tienes la tarjeta, porque tienes 30 días para usar las entradas que has comprado desde el primer uso. Es, para mí, la tarjeta ideal si sólo quieres ir a visitar de 2 a 4 sitios o ya has estado en Nueva York y sólo quieres ir a un número fijo de sitios que están incluidos en su lista. Para más información sobre esta tarjeta turística, os recomiendo visitar la web oficial de Flex Pass.
¿Qué diferencias existen entre la Flex Pass y la Sightseeing Pass?
La forma de usarla es exactamente la misma, no hay ninguna diferencia entre usar una u otra tarjeta, pues te da acceso a las mismas atracciones y la forma de uso es la misma: presentas tu papel en las taquillas y te dan las entradas para acceder a la atracción turística deseada.
La única diferencia entre estas tarjetas turísticas es que con la Flex Pass compras un número de entradas fijo, por lo tanto, cuanto más caras sean las atracciones que elijas para visitar a mejor precio te saldrá la tarjeta, y con la NYC Sightseeing Pass compras un número de días en los que puedes entrar a cualquiera de las atracciones disponibles.
Comienza la aventura
Navidad en Nueva York es una época muy bonita del año, pero suele estar todo lleno de gente y hace mucho frío, así que conviene estar de vez en cuando a resguardo en algún edificio o museo, así que la Flex Pass es ideal para poder ir a nuestro aire y disfrutar de Nueva York.
Primer día: El Met y el Museo Guggenheim para terminar en Rockefeller Center.
El día amanece lloviznando, y con bastante frío, así que nos decidimos a subir al Upper East Side para visitar dos de nuestros museos favoritos de Nueva York: Museo Metropolitano de Arte (Met) y el Museo Solomon R. Guggenheim de Nueva York.
Cogemos el metro y nos bajamos en Lexington con la calle 80th, y entre ráfagas de viento y lluvia conseguimos resguardarnos en el Met sanos y salvo. Nada más entrar, tras pasar la inspección de mochilas y bolsos, al fondo en todas las entradas encontraremos las taquillas, donde deberemos pagar para acceder (no admiten ninguna tarjeta turística desde abril de 2022) y nos proporcionan la entrada para poder acceder al museo.
Tras quitarnos toda la ropa sobrante y dejarla en los guardarropas gratuitos, situados a la izquierda y la derecha de la entrada principal, nos damos uno de nuestros paseos favoritos por el Met: Visitamos el ala egipcia y el templo de Dendur, luego pasamos por la zona medieval y la pintura europea, para luego subir al primer piso e ir al ala de los impresionistas, una de mis zonas favoritas de Nueva York. Dentro del Met, en la zona medieval, encontrarás un precioso árbol navideño con un belén muy detallista.
Al finalizar, subimos al Guggenheim y nada más entrar tenemos a nuestra derecha las taquillas. Justo a la izquierda de ésta encontrarás la zona de audioguías y entradas de grupo, ahí es donde mostramos de nuevo nuestra tarjeta y nos dan la entrada al museo.
La entrada al museo está justo enfrente, y el guardarropa, también gratuito, se encuentra situado a la derecha de la entrada, tras ponernos cómodos a mi me gusta siempre subir al último piso del museo y luego ir bajando por el patio central del museo viendo las exposiciones.
Cuando terminamos nuestra visita a los dos museos ya es casi de noche, así que cogemos el autobús en la Quinta Avenida y nos bajamos en los alrededores del Rockefeller Center para sumergirnos en una de las estampas más espectaculares de Navidad de Nueva York: todos los edificios de la Quinta Avenida desde Grand Army Plaza lucen unos escaparates espectaculares, sobresaliendo los de Saks, justo enfrente de la pista de patinaje del Rockefeller Center y su famoso árbol, epicentro del espíritu navideño neoyorquino. Eso sí, de noche el gentío en la zona de Rockefeller es espectacular, no cabe la gente en la calle, así que si no te gustan los agobios te recomiendo mejor ir a esta zona por la mañana.
Segundo día: Financial District y los miradores de One World Observatory y Top of the Rock.
El segundo día sale completamente despejado, así que vamos a aprovechar para subir a los miradores en altura de Nueva York.
Nuestra ruta comienza en Financial District, comenzamos con el Memorial y Museo del 11 de Septiembre para subir a continuación al One World Observatory y disfrutar de unas excelentes vistas de Manhattan y Brooklyn. Al terminar, nos damos una pequeña vuelta, pues hace un día despejado y muchísimo frio, hasta Wall Street y el famoso Charging Bull, para volver sobre nuestros pasos y terminar haciendo algunas compras en Century 21 y descubriendo el precioso ambiente navideño de The Oculus.
Antes de ir al hotel, donde dejaremos las compras y descansaremos un poco, nos compramos la entrada para ir al Top of the Rock, y así terminar este día disfrutando de mi vista favorita de Nueva York.
Tercer día: Teleférico de Roosevelt Island y crucero al atardecer.
Ahora en invierno los cruceros que dan la vuelta a la isla comienzan a las 3:30 de la tarde, así que nos tomamos la mañana relajadamente para coger el teleférico de Roosevelt Island y disfrutar de un agradable paseo por esta isla y por Franklin D. Roosevelt Four Freedoms Park. Al terminar, como media hora antes llegamos al crucero al atardecer, para tener un buen sitio dentro en la parte de arriba y poder ver todo desde una zona cercana a la ventana, no somos lo suficientemente valientes como para ir sentados fuera, como hace alguno de los más rezagados.
Comienza el crucero y el frio es intenso fuera, pero merece la pena salir cuando llegamos a la Estatua de la Libertad y está medio anocheciendo, una vista sin duda espectacular. También volveremos a salir, en cortos intervalos de 5 minutos, a la vuelta, una vez llegado a Williamsburg el barco da la vuelta y la vista de Brooklyn y la Estatua de la Libertad al fondo con los rascacielos con el cielo naranja por el atardecer es de esas vistas que nunca olvidarás en tu vida.
Ya llegamos de noche a puerto, así que cogemos el autobús de vuelta a Times Square y disfrutamos de las increíbles luces de Times Square de noche.
Cuarto día: Soho y la High Line.
El cuarto día lo comenzamos dando un pequeño paseo por Soho y Chinatown, para luego coger el metro y dirigirnos al Museo Whitney de Arte Americano, situado en la entrada de la High Line. Las vistas desde la parte alta del museo de Manhattan son espectaculares, y además coincidimos con una espectacular exposición temporal de Andy Warhol, así que la visita es imprescindible.
Al terminar, nos adentramos en la High Line, pero hace tanto frio que a la altura de Chelsea Market nos salimos, visitamos este mercado y terminamos cogiendo el metro para volver al hotel y cambiarnos para ir a ver un partido NBA, en nuestro caso fuimos a ver a los Brooklyn Nets pero también hemos ido a ver a los Knicks en el Madison Square Garden y ambas experiencias son muy recomendables. Para los que les acompañe más el tiempo tienen dos miradores cerca que conviene visitar: The Edge, al final de la High Line, y el mítico Empire State Building, que os recomendaría visitar a primera hora de la mañana o a última hora del día.
Quinto día: Mercadillos navideños y el MoMA
No queremos irnos de Nueva York, sin visitar los mercadillos navideños que ponen por toda la ciudad, que están preciosos, así que aprovechando que nos da un poco de tregua el frío empezamos en el de Union Square, seguimos en el de Grand Central Terminal, que es bastante pequeño y terminamos en el mejor de la ciudad, situado en Bryant Park.
Cuando terminamos, nos vamos andando por la Sexta Avenida hasta el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), y allí nos acercamos a las taquillas para canjear nuestra tarjeta por una entrada. El guardarropa se sitúa justo al lado de las taquillas, así que tras ponernos cómodos subimos al último piso del MoMA, que es la parte de la colección que sin duda más me gusta, y donde encontraremos todas las obras de Picasso, Van Gogh o Monet.
Tras terminar de visitar el MoMA volvemos al Rockefeller y viendo que hay un poco de menos gente que el otro día nos atrevemos a entrar a FAO Schwartz, la mítica juguetería que ahora tiene su sede en Rockefeller Plaza.
Sexto día: El Museo de Historia Natural como última visita
Es nuestro último día en Nueva York, así que por la mañana optamos por ir al Museo Americano de Historia Natural. Para entrar, como la tarjeta se nos ha agotado aprovechamos que podemos dar la voluntad para entrar al museo, así que vamos a las taquillas, damos nuestro donativo (el donativo sugerido es $23 por persona, pero puedes dar menos) y nos dan las entradas para el museo. El museo es muy grande, y mi parte favorita es la zona de dinosaurios, en la última planta, y la zona de meteoritos y minerales, situada al fondo de la primera planta.
Ya no nos da tiempo para más, sólo nos queda volver al hotel, coger la maleta e irnos al aeropuerto de Nueva York, ya pensando en cuando volver para ver otras zonas que no hemos podido ver en esta ocasión, como las Hudson Yards o el outlet de Woodbury.
¿Cuál ha sido el ahorro obtenido con la Flex Pass?
Al final hemos utilizado nuestras entradas para los siguientes sitios:
- Guggenheim Museum: $25
- One World Observatory: $46.87
- Top of the Rock: $43.55
- The Edge: $47.91
- Empire State Building: $47.91
- Crucero: $37
- MoMA: $25
Lo que hace un total de $273. La Flex Pass de 7 entradas nos ha costado $199, con lo nos hemos ahorrado más de un 27% con respecto al precio de la taquilla y hemos evitado todas las colas, por lo que os recomiendo sin duda comprar la Flex Pass para vuestro viaje. Para más información de esta tarjeta, os recomiendo visitar la web oficial de Flex Pass.